Antiguo Testamento
La Ley en el Antiguo Testamento ordenó a los israelitas: «No corten sus cuerpos por los muertos ni pongan marcas de tatuajes en ustedes mismos. Yo soy el SEÑOR» (Levítico 19:28).
Entonces, a pesar de que los creyentes de hoy no estamos bajo la ley del Antiguo Testamento (Romanos 10:4; Gálatas 3:23-25; Efesios 2:15), el hecho de que hubo un mandamiento contra los tatuajes debería provocarnos algunas preguntas.
Nuevo Testamento
El Nuevo Testamento habla acerca de si un creyente debería hacerse un tatuaje o no. Pero tenemos este mandamiento en 1 Pedro 3:3-4: «No se interesen tanto por la belleza externa: los peinados extravagantes, las joyas costosas o la ropa elegante. En cambio, vístanse con la belleza interior, la que no se desvanece, la belleza de un espíritu tierno y sereno, que es tan precioso a los ojos de Dios.». Este pasaje está dirigido a las mujeres cristianas, pero hay un principio aquí que puede ser a propósito: a saber, la apariencia externa de una persona no debe ser el foco de nuestra atención.
Se dedica mucho esfuerzo a los «peinados elaborados» y «ropa fina» y las joyas, pero esa no es la verdadera belleza de una mujer. De la misma manera, los tatuajes y los piercings corporales son «adornos externos», pero debemos ocuparnos en crecer en belleza interior y no tanto en lo exterior.
En relación con los tatuajes y los piercings corporales, una buena prueba es determinar si podemos, honradamente y con buena conciencia, pedirle a Dios que bendiga y use esa tarea en particular para sus buenos propósitos. «Siempre que ustedes coman o beban, o hagan cualquier otra cosa, háganlo para honrar a Dios.» (1 Corintios 10:31). El Nuevo Testamento no prohíbe específicamente los tatuajes o piercings en el cuerpo, pero tampoco nos da alguna razón para pensar que a Dios le agradaría.
Una forma sencilla de tratar cuestiones que la Biblia no aborda específicamente es preguntándose si hay alguna duda si tal cosa le puede o no agradar a Dios. Si hay dudas, entonces es mejor no participar en esa actividad. Romanos 14:23 nos recuerda que “todo lo que no proviene de fe, es pecado”.
Debemos recordar que nuestros cuerpos, al igual que nuestras almas, han sido redimidos y pertenecen a Dios. Aunque 1 Corintios 6:19-20 no se aplica directamente a los tatuajes o piercings en el cuerpo, nos da un principio: «¿No se dan cuenta de que su cuerpo es el templo del Espíritu Santo, quien vive en ustedes y les fue dado por Dios? Ustedes no se pertenecen a sí mismos, porque Dios los compró a un alto precio. Por lo tanto, honren a Dios con su cuerpo.».
Esta gran verdad debe tener una relación real con lo que hacemos y hacia dónde vamos con nuestros cuerpos. Si nuestros cuerpos pertenecen a Dios, debemos asegurarnos de que tenemos su «permiso» claro antes de «marcarlos» con tatuajes o piercings en el cuerpo.
Conclusión
Si tenemos dudas, mejor no hacerlo, porque no estaríamos actuando con fe.
Hay otras cuestiones médicas, por las cuales se recomienda altamente no hacerse tatuajes y piercings para no exponerse a enfermedades.
Pero igualmente debemos preguntarnos: ¿cuál es mi motivación para hacer tal cosa? ¿Por qué tengo la necesidad de hacerlo? ¿Puedo vivir sin ello?
En el caso particular de los tatuajes, es una moda de la época. Y como toda moda, pasa de moda.
No hagamos algo que luego podamos arrepentirnos.
Dios los bendiga
Audios enviados por el Pastor Ciro Crimi
Parte 1 (4:43)
Parte 2 (3:21)
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